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Outreach

Message from the Chaplain in relation to the COVID-19 Pandemic

Updated: Nov 29, 2021

Father Reynord Araya, Chaplain of the Catholic University of New Spain and Chaplain of Honor of the Noble Company of Bernardo de Galvez has the following message for the community in relation to the COVID-19 Pandemic.



DON QUIJOTE DE LA MANCHA Y EL COVIT-19 Pbro. D. Reynord H. Araya Morales Del Capítulo 42 de Don Quijote de La Mancha: “Atento a este tu Katon que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encaminen, y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte, de los oficios y grandes cargos, no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones. Primeramente, has de temer a Dios, porque en temerle esta la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo, has de poner los ojos en quién eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse al buey. Has gala Sancho de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y procura más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que, de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos que te cansaran. Mira Sancho, si tomas por medio a la Virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para que tener envidia de príncipes y señores, porque la sangre se hereda, pero la virtud vale por si sola, lo que la sangre no vale. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dadivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Si acaso doblares la vara de la justicia no sea con el peso de la dadiva, sino con el de la misericordia. Anda despacio, habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala. Come poco, y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Si estos preceptos y estas reglas sigues Sancho, serán longos tus días, tu fama será eterna, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida, te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura (1). Al leer estos consejos de Don Quijote de La Mancha a Sancho Panza, en estos momentos en que el mundo experimenta la pandemia del Covit-19 nos hace reflexionar sobre lo -2- frágil que es la vida. Que todo puede cambiar en cualquier momento, como ha cambiado para tantísimos enfermos, sanos y difuntos que la muerte ha sorprendido inesperadamente. Las sociedades y naciones, en su correr y correr, en una carrera desenfrenada, nos llevaban a todos a tal velocidad, como un tren imparable. De pronto el Covit-19 llego y todo se detuvo, las ciudades fantasmagóricas con las calles vacías, los parques vacíos, las playas vacías. Un vacío de vida, de sentido, de dirección, de identidad, vacío de ser. Se nos dio una oportunidad, de encontrarnos con nosotros mismos, reflexionar sobre el misterio de la vida, cuál es su propósito; de volver a la familia, a la esposa, esposo, hijos, hermanos, padres. A las imperfecciones y limitaciones del dialogo y la convivencia, pero al final medios de crecimiento personal y espiritual. Estas limitaciones e imperfecciones nos hicieron recordar que no estamos solos, que no somos un accidente de la naturaleza, que hemos nacido y crecido en una familia, donde hemos aprendido a compartir, ayudar, y la lección más importante, amar. Enfrentarnos con las grandes incógnitas existenciales, quienes somos. Acostumbrados por largo tiempo a correr contra el reloj, carrera que no siempre logramos ganar. Moldeados a la rutina sin alcanzar el tiempo, para hacer todo lo requerido, así se pasan los días, semanas, meses, hasta anos. Estábamos cansados y agobiados de navegar en aguas profundas de confusiones. Nos habíamos olvidado de temer a Dios, temer a su justicia, temer a sus juicios rectos, en esos mares profundos del relativismo, en el entendido que el Universo se ajusta a mí; que la Ley de Dios no aplica a mí; incurriendo en la blasfemia de querer ser como Dios. Teniendo como referencia no la sabiduría, sino la hinchazón de la rana, la hinchazón del egoísmo, la hinchazón de la prepotencia, la hinchazón de la autosuficiencia, de la irracionabilidad. Habíamos perdido el rumbo, el autoconocimiento, de mirarnos al espejo y poder reconocer la silueta de quienes somos. Éramos los extraños, irreconocibles para los demás, irreconocibles para nosotros mismos. Habíamos caído en la esquizofrenia de creer que éramos, lo que no éramos, asumiendo como propia la distorsión del ser. Perdido el rumbo, mareados y confundidos en las tormentas de los “ismos” el egoísmo, hedonismo, materialismo, relativismo, y todo lo que lleva al abismo. -3- Vino el fantasma del Covit-19 y nos dimos cuenta quienes somos: humildes virtuosos o pecadores soberbios. Se nos fue de las manos el poder, el control del mañana, la autorreferencia. En los días de encierro de la cuarentena, hemos tenido que hablar, dialogar, con la esposa, esposo, los hijos, los padres, hermanos, hasta con Dios. Si con Dios, quizás nos habíamos desconectado, o lo habíamos relegado o evitado, quizás estábamos posponiendo ese dialogo desde hace mucho tiempo. Era más sencillo arrinconarlo en los templos, El en su casa y yo en la mía. Quizás lo habíamos categorizado como Dios Bombero, solo lo llamábamos cuando necesitábamos que apagase los incendios de nuestros desvaríos y problemas. Pero ya no más, ya no podemos posponer ese dialogo, y aunque cerraron los templos, su Palabra de Vida está libre, y le hemos escuchado en lo profundo del corazón, y hemos podido celebrar el misterio de la Fe aun por la televisión. Y comenzamos a aprender en todos los ámbitos, y comenzamos a ser humildes, a valorar lo que realmente tiene importancia y valor: el servicio noble del personal médico y de enfermería, el oficio humilde pero vital de los que recogen la basura, el oficio eficaz de las autoridades de tránsito y policía. Aquellos que desean servir como humildes virtuosos y no como pecadores soberbios. En estos tiempos del Covit-19 hemos sido testigos de muchos hechos virtuosos, signos de fe, grupos de oración conectados por internet, Sacerdotes ofreciendo la Santa Misa por sus comunidades parroquiales, en la solitud de Capillas y Templos, solos, pero inmersos en el misterio de la Comunión de los Santos, donde estamos todos conectados como los sarmientos a la Vid. Signos de esperanza, investigadores y científicos dando lo mejor de sí para encontrar una cura para la pandemia. Compañías elaborando respiradores artificiales, batas, mascarillas, guantes, gel y alcohol para manos. Grandes signos de Caridad, las organizaciones a nivel gubernamental y privado reuniendo y distribuyendo alimentos para los más necesitados. Tantos médicos y personal de Enfermería, así como Capellanes que han sido contagiados por el virus y han fallecido, nos recuerdan las palabras del Divino Maestro “nadie tiene tanto amor como el que da la vida por sus amigos”. Hay en el aire un sentimiento de gratitud por todos ellos, los héroes en los tiempos del Covit-19, hay un sentimiento de solidaridad con el enfermo, el adulto mayor, el desempleado, con los que han perdido la esperanza. Ya no tienen importancia los vestidos y trajes de diseñador, los zapatos elegantes y tremendamente caros, los relojes -4- de miles de dólares, porque no hay donde lucirlos. Quizás nos estamos dando cuenta que el vestido, el traje más elegante y precioso es el de la Virtud. Estamos aprendiendo a valorar lo que antes no valorábamos, las cosas simples y hermosas de la vida, el canto de las aves, la belleza de un amanecer o atardecer, un sabroso café, un bocadillo, el abrazo de nuestros seres queridos, la sonrisa amable. Todo aquello que nos hace humanos, que nos hace hijos de Dios. Los países valorando mucho mas sus productos, sus cosechas, sus alimentos. El precio del petróleo cayo muchísimo, igual las acciones de la Bolsa, y nos estamos enterando que es mas valiosa el agua para beber y lavarse las manos que el petróleo, que no se puede beber; y que la autentica riqueza esta no tanto en lo que se posee materialmente sino en lo que somos, llamados por Dios a ser humildes virtuosos y no pecadores soberbios. La locura de Don Quijote es una locura hermosa, pensar en la construcción de un mundo mejor, un mundo mas humano, mas civilizado, que implica la lucha por la verdad, la búsqueda de la sabiduría, el auto conocimiento, la humildad de reconocer que sin Dios no podemos hacer nada (2). El idealismo de Don Quijote de un mundo mejor es posible, la óptica de Don Quijote en percibir la nobleza del ser humano así sea el mas humilde, nos habla de humanidad, no de un humanismo vació, autorreferencial, sino de entender al ser humano en toda su dimensión, física, emocional, espiritual, en la libertad de los hijos de Dios. (3) El gran Doctor de la Iglesia, San Agustín de Hipona, quien experimento en su vida el pecado, para luego experimentar la gracia dijo esta célebre frase: “Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón no descansara hasta que descanse en Ti (4), reúne la esperanza de la Humanidad, la esperanza de la Iglesia (5). La experiencia del Covit-19 ha sido para la Humanidad, una escuela de humildad, de reconocer nuestra fragilidad humana, nuestra finitud, nuestra limitación. Realidad que quizás muchas veces nos resistíamos a aceptar, en negación de nuestra mortalidad. Condenar al ser humano a lo transitorio, al plano material, dejando de lado el plano espiritual es la decepción y desesperación al materialismo puro. Es negar la trascendencia del espíritu humano, cuyo origen es Dios, fuente de toda vida, origen y fin de la perfección humana. La verdadera pobreza de la humanidad mas que material es la ausencia de Dios en sus pensamientos. -5- Don Quijote nos recuerda que el hombre moldeado de barro (6), es portador del aliento de vida, la vida física y espiritual. Barro humilde que por gracia divina ha sido liberado en Cristo Jesús (7), el alfarero que cuando le permitimos, moldea los corazones a imagen de su propio corazón compasivo y misericordioso. Ese corazón que ama tanto a la Humanidad (8). La construcción de la nueva civilización del amor es una labor quijotesca, no es utópica, no es una quimera, es la realización del querer de aquel que ha dado todo por amor, que muerto, resucito y vive por siempre, y Él es el camino, la verdad y la vida (9). Nos alimenta con el pan bajado del cielo (10) y nos asegura de nuestra eternidad (11), a El poder, el honor y la gloria por siempre (12). La raíz latina de Salud, es Salus, la misma raíz de Salvación. Este tiempo es tiempo de Sanación y Salvación, de los estilos de vida que conllevan a la muerte, a formas de vida que llevan a la Vida. Se nos invita a lavarnos las manos frecuentemente, para prevenir el Covit-19. Jesús nos invita a limpiar el corazón de toda situación de pecado y muerte espiritual, a examinarnos, así como lo hace el medico para determinar si hay fiebre o síntomas del Covit-19. Que este tiempo de reflexión interior nos ayude a obtener la Salus, la Sanación y Salvación. Bibliografía: (1) Don Quijote de La Mancha, Cap. 42, Editorial Jorge a Mestai, Madrid, España, 2010. (2) Juan 15, 5, Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg. 220. (3) Carta de San Pablo a los Gálatas 5.13. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg. 361 (4) Confesiones de San Agustín (Conf. 1,1), Biblioteca de Autores Cristianos 1994, Antonio Tonno – Barthet y Miguel Fuentes Lanero. (5) Constitución Pastoral Gaudium et Spes. Concilio Vaticano II. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España. Pg. 197 (6) Genesis 2,7, Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg. 4 -6 (7) Carta de 1 Pedro 1,18-19. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg. 490 (8) Juan 3, 16. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino. Pg. 190 (8) Juan 3,16. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbi Divino, Navarra, España. Pg. 190 (9) Juan 14,6. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino. Navarra, España. Pg. 218 (10) Juan 6,51. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg.199 (11) Juan 6,51. Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg. 199 (12) 1 Cronicas 29,11, Biblia Latinoamericana, Ediciones Paulinas, Editorial Verbo Divino, Navarra, España. Pg.431 BIOGRAFIA: El Pbro. D. Reynord Hernando Araya Morales, Vizconde Araya de Santa María y Barón de San Rafael de Araya, es Canónigo de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén (Comendador). Traductor e Interprete (Ingles-Español), Master in Divinity, University of Saint Mary of the Lake, Mundelein, Il,USA; Bachiller en Orientación Educativa (Consejeria), Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica; Bachiller en Teología, Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica; Fellow de la American Society of Diplomacy and Political Sciences; Capellán Mayor de la Catholic University of New Spain, Miami, Florida, y de la Noble Compañía de Bernardo de Gálvez; Gran Cruz de varias Ordenes Dinásticas de Casas Reales; Caballero de varias Ordenes Dinásticas de Casas Reales; Medalla de Honor de varias Organizaciones Culturales.

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